El cuidador informal
Es la persona que dedica una parte importante de su vida al cuidado de sujetos con dependencia o discapacidad permanente. Suponen un colectivo cada vez más numeroso, que realiza una tarea necesaria pero poco visible y mal reconocida socialmente.
Los cuidadores informales se caracterizan por:
- No reciben remuneración alguna.
- No han recibido capacitación sobre los cuidados que dispensan.
- Brindan una atención sin límite de horario.
- Suelen tener un elevado grado de compromiso hacia la persona que cuidan.
- Su trabajo está condicionado por las relaciones afectivas con el paciente.
- Este colectivo suele estar formado por familiares y, más concretamente, por el cónyuge o familiar femenino más próximo.
Proporcionar esta ayuda requiere un gasto significativo de energía y tiempo para el cuidador, que se ve obligado a realizar tareas poco gratas durante meses o años.
La prolongación en el tiempo de la atención y la falta de ayuda (el 75% son cuidadores únicos) puede conducir a situaciones de estrés, pérdida de salud e insatisfacción. Las dorso-lumbalgias de repetición y el malestar psíquico son sus consecuencias más inmediatas.
Según numerosos estudios, las consecuencias a medio plazo de esta prestación, suelen ser:
- Reducción del tiempo de ocio
- Cansancio
- Ausencia de vacaciones
- Pérdida de amistades
- Depresión
- Deterioro de la salud
- Limitación del tiempo para cuidar a otros
- Déficit de autocuidado
- Problemas económicos por tener que dejar de trabajar o reducir la jornada laboral.
Esta sobrecarga, se ve incrementada cuando la persona cuidada padece trastornos del sueño, del habla, comportamiento agresivo o antisocial e incontinencia; y también cuando el cuidador es anciano, tiene hijos a su cargo o una actividad laboral externa.
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