Anticuerpos monoclonales (mAbs) y policlonales (pAbs)
Los anticuerpos o inmunoglobulinas son proteinas producidad por los linfocitos B con el fin de neutralizar antígenos de bacterias y virus. Están compuestos por cuatro polipéptidos: dos cadenas pesadas y dos ligeras. Los extremos de estas últimas cuentan con un parátopo* específico para cada epítope** del antígeno, lo que permite que estas dos estructuras se unan con precisión.
Según su producción, los anticuerpos se pueden clasificar en dos tipos:
ANTICUERPOS POLICLONALES (pAbs)
Son una mezcla heterogénea de anticuerpos procedentes de distintos clones de células B. O sea, pueden reconocer y unirse a epítopos diferentes de un mismo antígeno.
Se producen inyectando un antígeno específico en un animal para provocar una respuesta inmune. Posteriormente, se le vuelve a inyectar una segunda inmunización con el fin de producir más cantidad de anticuerpos contra el antígeno en cuestión. Posteriormente, los anticuerpos se obtienen directamente del suero y se purifican para obtener una solución que esté libre de otras proteínas séricas.
Especialmente indicados para estudios de investigación en general, sus ventajas e inconvenientes se deben principalmente a su especificidad multiepítopos:
- Baratos y rápidos de producir (< 3 meses).
- Gran capacidad y rapidez para unirse a la proteína diana, debido a la mayor afinidad contra el antígeno por reconocimiento de múltiples epítopos.
- Alta sensibilidad para detectar proteínas que se encuentran en cantidades bajas.
- Indicados para la detección de proteínas nativas.
- Variabilidad entre lotes (ya que se producen en diferentes animales y en diferentes momentos).
- Elevada posibilidad de reactividad cruzada debido al reconocimiento de múltiples epítopos.
ANTICUERPOS MONOCLONALES (mAbs)
Se generan mediante células B idénticas (clones de una única célula madre), lo que hace que tengan una afinidad monovalente y solo reconozcan el mismo epítopo de un antígeno.
A diferencia de los AC policlonales, que se producen en animales vivos, los monoclonales se producen en modelos ex vivo mediante cultivo celular.
El proceso comienza inyectando el antígeno deseado a un animal. Una vez que éste desarrolla una respuesta inmune, los linfocitos B se aíslan del bazo del animal y se fusionan con una línea celular de mieloma***, creando hibridomas****. Estos hibridomas son capaces de crecer continuamente en cultivo mientras producen los anticuerpos monoclonales deseados.
Son la solución óptima para el desarrollo de fármacos terapéuticos que requieren grandes volúmenes de anticuerpos idénticos y específicos para un solo epítopo. Ventajas e inconvenientes:
- Gran homogeneidad para la reproducción lote a lote.
- Posibilidad de producir grandes cantidades de anticuerpos idénticos (una ventaja para el desarrollo de fármacos).
- Alta especificidad para un solo epítopo, con muy baja reactividad cruzada.
- Más sensible en ensayos que requieren la cuantificación de los niveles de proteína.
- Bajo ruido de fondo.
- Más caro y más lento de desarrollar y producir (> 6 meses).
(*) La parte del anticuerpo que reconoce el epítopo del antígeno.
(**) O determinante antigénico, es la porción del antígeno que se une al anticuerpo.
(***) Tumor formado por células de la médula ósea.
(****) Célula híbrida cultivable in vitro obtenida de la fusión de células plasmáticas tumorales de mieloma con linfocitos B, obtenidos de animales previamente inmunizados contra un determinado antígeno. Posee la capacidad de multiplicarse de forma indefinida y de poder producir grandes cantidades de anticuerpos monoclonales.