miércoles, 17 de enero de 2018

Escabiosis clásica o sarna (B86)


Es la infestación con el ácaro Sarcoptes scabiei o arador de la sarna, un parásito humano obligado que vive en túneles que excava en el estrato córneo de la piel.

El síntoma principal es el prurito intenso, pápulas eritematosas y surcos en los espacios interdigitales, flexión de las articulaciones y pliegues de la piel en cintura, glúteos, mamas y genitales. En ocasiones, es posible observar el ácaro como una pequeña pápula oscura.

Aunque la cara no suele verse afectada en adultos, en lactantes puede afectar el rostro, palmas de las manos, plantas de los pies, cuero cabelludo y pliegues retroauriculares.

Se transmite de una persona a otra por contacto físico y objetos inanimados (ropa interior, toallas, sábanas,...).

El factor de riesgo más importante son las situaciones de hacinamiento (colegios, refugios y acuartelamientos militares), aunque no existe una asociación clara con una higiene deficiente.

El diagnóstico se realiza en base a:

  • Exploración: hallazgos físicos, sobre todo la presencia de surcos, prurito muy intenso y la presencia de síntomas similares en personas que conviven con el paciente.
  • Raspado de los surcos: hallazgo de ácaros, huevos o deyecciones del ácaro en el examen microscópico del material raspado. Con frecuencia no se encuentra el ácaro, lo que no excluye la enfermedad.
El tratamiento de primera elección consiste en escabicidas tópicos (permetrina). En raras ocasiones, es necesario el tratamiento con ivermectina VO. El prurito puede tratarse con pomadas de corticoides o antihistamínicos VO.

Es preciso tratar también a los contactos cercanos de forma simultánea, y lavar los objetos personales (toallas, vestimenta, ropa de cama) con agua caliente y secarse con calor.

A veces, se produce una infección bacteriana secundaria que cursa con lesiones exudativas, costrosas y amarillentas que hay que tratar con antibióticos tópicos o sistémicos (antiestafilocócicos o antiestreptocócicos).

Los síntomas y las lesiones tardan hasta 3 semanas en resolverse, incluso después de la eliminación de los ácaros, lo que hace difícil reconocer el fracaso del tratamiento.


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