martes, 23 de agosto de 2016

Síndrome de descompresión, enfermedad descompresiva o del buceador (T70.3)


Es un cuadro clínico grave producido por la presencia en sangre de nitrógeno en estado gaseoso, normalmente provocado por una descompresión demasiado rápida.


FISIOPATOLOGÍA


Mediante la inmersión, se incrementa la presión parcial de los gases inspirados, debido al aumento del gradiente alveolo --> sangre --> tejidos.


Si hacemos un ascenso demasiado rápido, se produce una inversión muy brusca de dicho gradiente, acumulándose el nitrógeno en el organismo en una cantidad que variará en función de la profundidad, el tiempo de inmersión y la velocidad de ascenso.


Cuando la cantidad de nitrógeno alcanza un cierto nivel, se forman gran cantidad de burbujas en el torrente sanguíneo que no pueden ser eliminadas por vía alveolar.


Sobre estas burbujas se depositan lípidos, proteínas, plaquetas y hematíes formando agregados que activan la cascada de coagulación, dificultan el intercambio gaseoso, aumentan la permeabilidad capilar, la pérdida de líquido, el edema intersticial y la vasoconstricción capilar.


A su vez, todos estos fenómenos empeoran el cuadro al dificultar la eliminación de nitrógeno, lo que favorece la aparición de nuevas burbujas.


FACTORES DE RIESGO

  • Omisión de la descompresión en buceadores (causa más frecuente).
  • Margen de riesgo en protocolos descompresivos: las tablas son modelos que se ajustan a la mayoría de la población, por lo que un 5% de inmersiones bien afectuadas generan E.D.
  • Buceo en apnea. Inmersiones repetidas, profundas y duraderas en apnea con poco tiempo entre inmersiones, producen acumulación de nitrógeno residual hasta alcanzar niveles de sobresaturación.
  • Uso de “torpedos”.
  • Ejercicio físico intenso antes de la inmersión.
  • Buceo en agua fría, debido a la redistribución vascular que ésta produce.
  • Cámaras hiperbáricas mal calibradas.
  • Patologías previas: comunicaciones arterio-venosas, alteraciones cardiovasculares, acidosis, infecciones y dislipemias.
  • Inmersiones sucesivas. Dejar un tiempo de, al menos, 12 horas entre inmersiones (tiempo mínimo para la eliminación del nitrógeno residual).
  • Edad: existe un aumento de E.D. a partir de los 45 años.
  • Exposición hipobárica tras la inmersión: tomar un vuelo justo después de una inmersión sin respetar el tiempo de seguridad.
  • E.D. previa.
  • Obesidad: mayor solubilidad del nitrógeno en el tejido adiposo.
  • Sexo: mayor frecuencia en mujeres, debido a una mayor proporción de grasa corporal.

PREVENCIÓN

La mejor prevención es una subida lenta con paradas intermedias para evitar que se alcance el nivel crítico de sobresaturación y asegurar la eliminación alveolar del nitrógeno gaseoso.


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