lunes, 10 de octubre de 2016

El antibiograma o prueba de sensibilidad


Es una prueba de apoyo al diagnóstico con un doble objetivo:
  • Terapéutico: medir la sensibilidad de una determinada cepa bacteriana a uno o varios antibióticos, para adaptar el tratamiento de un paciente.
  • Epidemiológico: seguir la evolución de las resistencias bacterianas para adoptar, a nivel comunitario, las decisiones sanitarias más adecuadas (p.e, programas de prevención en hospitales).

INTERPRETACIÓN. LA CONCENTRACIÓN INHIBIDORA MÍNIMA (CMI)

Se define como la menor concentración necesaria de un antibiótico para inhibir el crecimiento de una determinada cepa bacteriana.

En otras palabras, mide la sensibilidad de una bacteria a un determinado antibiótico, constituyendo el valor de referencia para establecer una escala de actividad del antibiótico frente a las diferentes especies bacterianas.

El CMI categoriza la cepa en función de su sensibilidad frente al antibiótico probado en 3 categorías:

  1. Sensible (S): existe una buena probabilidad de éxito terapéutico a las dosis habituales.
  2. Resistente (R): la probabilidad de éxito terapéutico es nula o muy reducida, incluso a altas dosis.
  3. Intermedia (I): el éxito terapéutico es imprevisible a las dosis habituales, aunque puede ser eficaz a dosis altas.
Los resultados obtenidos suelen ser generalizables a todos los antibióticos de un mismo grupo y generación, lo que permite reducir el número de antibióticos a ensayar sin limitar las posibilidades de tratamiento.

No obstante, hay que tener en cuenta que ciertos mecanismos de resistencia se expresan débilmente in vitro, por lo que su resultado no sería totalmente extrapolable a un medio in vivo en condiciones reales.


 

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