lunes, 19 de octubre de 2015

Enfermedad arterial periférica. El índice tobillo-brazo


El índice tobillo brazo (ITB) o índice de Yao es una exploración fiable y sencilla para valorar la existencia y el grado de isquemia en miembros inferiores.


El cribado de la enfermedad arterial periférica mediante el ITB, está indicado en diabéticos de más de 50 años y en jóvenes con factores de riesgo cardiovascular. Si la exploración es normal se aconseja repetirla cada cinco años.

REALIZACIÓN E INTERPRETACIÓN

El ITB s
e determina calculando la relación entre la presión arterial sistólica maleolar o pedia y la presión arterial sistólica en la arteria braquial. Para ello, dispondremos de un doppler con una frecuencia de emisión entre 5 y 10 MHz y un esfingomanómetro manual.

La medida de la presión arterial se realiza en ambos brazos y en ambos pies, a nivel de la arteria tibial posterior o de la arteria pedia dorsal. Se tomarán los valores medidos más altos.

Antes de iniciar la medida, el paciente debe permanecer en decúbito supino durante, al menos, 15 minutos y debemos buscar con la sonda del doppler la zona con el sonido más audible.

RESULTADOS

Los siguientes valores muestran los distintos grados de la enfermedad arterial periférica en función del ITB, según la Asociación Americana de Diabetes.

  • De 0´9 a 1´3: normal.
  • 0´89 a 0´70: EAP leve. Claudicación no incapacitante.
  • 0´69 a 0´50: EAP moderada. Claudicación incapacitante.
  • Menor a 0´50: EAP grave. Dolor en reposo. Valoración por cirugía vascular.
  • Una ITB > 1,3 o una presión sistólica pedia > 300 mmHg sugieren la existencia de calcificaciones de Mönckeberg*.
  • Una presión sistólica pedia < 30 mmHg es indicativa de isquemia crítica.

(*) Endurecimiento y engrosamiento patológico de la túnica íntima arterial con tendencia a la obliteración del vaso.

 

miércoles, 7 de octubre de 2015

Inmunidad de grupo


El concepto de inmunidad comunitaria, inmunidad de grupo o de rebaño (en desuso), se emplea para designar el efecto protector indirecto de los programas de vacunación y el nivel necesario de cobertura vacunal en una comunidad para controlar una infección.

Su mecanismo de acción se basa en la presencia de una elevada tasa de individos inmunizados dentro de una comunidad que dificulte la transmisión del agente infeccioso, provocando una falta de sujetos susceptibles de contraer la enfermedad y mantener su circulación. De esta forma, el proceso entra en una fase de control.

Una tasa de vacunación suficientemente alta permite, en primer lugar, la protección de los vacunados frente a la infección (efecto directo) y, en segundo lugar, que el grupo de individuos vacunados sea suficiente para proteger a los no vacunados al disminuir la incidencia de casos y la aparición de brotes epidémicos (efecto indirecto).

El concepto ha adquirido gran relevancia debido a su utilidad para definir objetivos y estrategias de los programas de vacunación, y a los nuevos acontecimientos surgidos (grupos antivacunas).

Las condiciones para que el concepto pueda ser llevado a la práctica son que el agente infeccioso debe transmitirse de forma directa y además, debe producir una inmunidad duradera, ya sea por vía natural o mediante vacunación.

En el ámbito de la inmunidad de grupo se suelen utilizar dos indicadores que son PROPIOS para CADA INFECCIÓN:

  1. El número básico de reproducción de casos (R0): cifra media de infectados producidos directamente al introducir un caso infeccioso en una población susceptible.
  2. Y la proporción crítica de vacunados (Pc): umbral de vacunados que permite bloquear la transmisión de la infección. Su depende de R0.
Para evitar una epidemia, la población Pc a vacunar debe ser mayor que 1 menos la inversa de R0, es decir: Pc > 1 - (1/R0).

Por ejemplo, si se sabe que una determinada enfermedad tiene un R0 = 10, la proporción crítica a vacunar (Pc) debe ser como mínimo: Pc > 1- (1/10) = 0,90, o sea, del 91% o más.