lunes, 25 de julio de 2016

Fotoprotectores. Uso en niños


El sol emite diferentes tipos de radiaciones:

  1. Rayos ultravioletas A (UVA). Son aquellos que deterioran la piel a medio y largo plazo, ya que penetran en las capas profundas de la piel provocando deshidratación, manchas, arrugas, envejecimiento y aumento del riesgo de padecer cáncer. Pueden atravesar ventanas, la ropa ligera y el parabrisas del coche.
  2. Rayos ultravioletas B (UVB). Actuan de forma inmediata y son los responsables de las quemaduras solares en la piel.
  3. Rayos infrarrojos y luz visible.
Para prevenir sus efectos nocivos sobre la piel de los niños, debemos evitar las exposiciones entre las 11:00 y las 16:00 horas, utilizar protección física (ropa, sombrillas, gorros y gafas) y emplear protectores solares.

LOS PROTECTORES SOLARES

Los filtros solares pueden ser:

  • Filtros físicos (inorgánicos): actúan reflejando la luz solar y son los más recomendables en niños pequeños, ya que penetran menos en la piel.
  • Los filtros químicos (orgánicos) actúan absorbiendo los rayos ultravioletas. Tienen el inconveniente de ser más alérgénicos que los anteriores.

EL FACTOR DE PROTECCIÓN SOLAR (FPS)


Es el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa de nuestra piel frente a las radiaciones ultravioletas B,  responsables de las quemaduras y gran parte de los efectos cancerígenos del sol.

Para que un protector solar proteja también de los rayos UVA, debe de indicarlo en la etiqueta.


RECOMENDACIONES DE APLICACIÓN

  • Utilizar siempre un factor de 30 o más.
  • Aplicarlo de forma generosa sobre la piel seca, en todas las partes del cuerpo expuestas al sol.
  • Aplicarla 30 minutos antes de la exposición y cada dos horas. El agua y el sudor disminuyen su efecto, aunque sean resistentes al agua.
  • Volverlo a aplicar después de cada baño.
  • Extremar las precauciones en las partes del cuerpo más sensibles al sol: cara, cuello, cuero cabelludo, hombros, espalda, orejas, manos y empeines.
  • Proteger también los labios con barras fotoprotectoras.
  • Utilizarlo incluso en días nublados, ya que las radiaciones UV atraviesan las nubes y se reflejan en el agua, la arena y la nieve.
  • En los menores de 6 meses, es preferible no utilizarlos. Hasta esa edad, evitar exponerlos al sol y emplear medidas físicas.


Fuente principal: Asociación Española de Pediatría (AEP).

viernes, 15 de julio de 2016

Hidrocución o "corte de digestión"


También llamdo síndrome de inmersión, la hidrocución es el accidente debido a la acción del agua sobre el cuerpo humano.


Se basa en un shock térmico provocado por la diferencia de temperatura que se produce cuando entra en contacto brusco el agua fría con la piel y las vías respiratorias superiores. Este hecho, desencadena una inhibición cardiorrespiratoria con bajo gasto cardíaco y una vasoconstricción periférica que puede llegar, en el peor de los casos, a una parada cardiorespiratoria.

Aunque la hidrocución es un fenómeno de rápida instauración, a veces va precedida de una serie de síntomas como mareo, visión borrosa, obnubilación, somnolencia, náuseas, vómitos, cefalea y parestesias. Ante cualquiera de estos síntomas, debemos salir inmediatamente del agua para evitar un ahogamiento.


FACTORES DE RIESGO

  • Aumento de la temperatura corporal por actividad física, temperatura elevada o exposición al sol.
  • Contacto brusco con el agua fría.
  • Ingestiones copiosas previas a la inmersión.
  • Padecer alguna enfermedad cardíaca.
  • Episodio de pánico en el agua.

COMO EVITARLO
  • Aclimatar gradualmente el cuerpo a la temperatura del agua.
  • Mojar las partes más sensibles a los cambios de temperatura: nuca, abdomen, muñecas, ingles y tobillo.
  • Entrar en el agua de forma gradual. Nunca zambullirse.
  • Evitar una excesiva actividad física antes del baño.

martes, 5 de julio de 2016

Ahogamiento (W74). Clasificación


Se define “ahogado” como la persona que muere por un fallo respiratorio provocado por una inmersión en el agua.

El ahogamiento puede ocurrir en cualquier circunstancia en la que no sea posible el intercambio gaseoso por inundación de las vías respiratorias y los pulmones, de ahí que se utilice también el término muerte por inmersión.


Aunque la aspiración de agua pueda parecer la principal causa de muerte de un ahogado, múltiples investigaciones demuestran que aproximadamente un 25 % de los ahogados mueren sin haber aspirado agua. De ahí la clásica (y actualmente en desuso) forma de clasificarlos en:

  1. Ahogado blanco. No hay aspiración de agua. La asfixia se produce por el laringoespasmo que impide la entrada de aire a los pulmones. Suele ir precedida por una hidrocución.
  2. Ahogado azul. Se produce cuando hay aspiración de agua y la muerte sobreviene por asfixia y por las reacciones secundarias a la entrada de agua en las vías aéreas. Se les llama así por la coloración azulada que toman la piel y las mucosas cuando la hemoglobina pierde el oxígeno.
  3. Semiahogaiento o ahogamiento incompleto. Es el estado de supervivencia definitiva o transitoria de un paciente que sufre una parada cardiorrespiratoria debido a una inmersión, logrando llegar con vida al hospital (aunque muera posteriormente).
Asimismo, existe una gran diferencia en la fisiopatología de los ahogados en agua dulce y agua salada:
  1. Ahogado en agua dulce. El agua dulce es hipotónica respecto a la sangre, lo que hace que ésta penetre rápidamente en el torrente sanguíneo provocando una sobrecarga cardiaca. También causa una hemodilución y una destrucción de los hematíes, que pierden su capacidad de transportar oxígeno.
  2. Ahogamiento en agua salada. El agua salada es hipertónica, lo que provoca un fenómeno de osmosis con el consiguiente paso de líquido del torrente sanguíneo al sistema respiratorio. A consecuencia de esto los pulmones se inundan pero, a nivel circulatorio, no se produce destrucción de células sanguíneas.