sábado, 16 de marzo de 2024

Psicofármacos. Clasificación (2ª edición)

De forma resumida, los psicofármacos se clasifican en 4 grandes grupos:

1. NEUROLÉPTICOS O ANTIPSICÓTICOS


    Clásicamente llamados tranquilizantes mayores debido al nivel de sedación que provocan, se emplean para controlar las crisis psicóticas actuando sobre la transmisión de la dopamina en las distintas regiones del cerebro. Se dividen en:


    1.1. Antipsicóticos clásicos o típicos


    Bloquean los receptores dopaminérgicos de la vía mesolímbica, lo que provoca una disminución de los síntomas positivos de la esquizofrenia y la psicosis (alucinaciones, delirios, etc.). No obstante, ejercen poco efecto sobre los síntomas negativos (razonamiento, pobreza de lenguaje y lentitud motora y mental).


    También afecta al resto de vías dopaminérgicas, por lo que no están exentos de efectos secundarios como temblores, discinesias tardías, inquietud y baja espontaneidad.


    Dentro de este grupo se encuentran la clorpromacina, el haloperidol y la pimozida.


    1.2. Antipsicóticos atípicos


    Se sintetizaron con el objetivo de mejorar los síntomas negativos y reducir los efectos secundarios de los anteriores.


    Estos actúan bloqueando la dopamina y la serotonina. Como es sabido, la serotonina inhibe la dopamina, por lo que al bloquear la primera, se produce un aumento del efecto de la dopamina en las zonas no mesocorticales y mejorando los síntomas negativos.


    También se usan para otros trastornos como tics, autismo y TOC.


    Sus efectos secundarios más comunes son hipotensión, taquicardia, mareos y sedación.


    A este grupo pertenecen la clozapina, la risperidona, la olanzapina, la quetiapina, la sulpirida y la ziprasidona.


2. ANSIOLÍTICOS, HIPNÓTICOS y SEDANTES


    Ejerce un efecto depresor sobre la actividad física y mental. También se emplean como sedantes e hipnóticos.


    Su mecanismo de acción se basa en la potenciación de la actividad inhibitoria del neurotransmisor GABA
(ácido gamma aminobutírico). Dentro de este grupo encontramos los siguientes subtipos:

    2.1. Barbitúricos


    Los más populares para tratar la ansiedad hasta el descubrimiento de las benzodiacepinas. Sin embargo, provocaban una elevada dependencia y frecuentes intoxicaciones por sobredosis.


    2.2. Benzodiacepinas


    Los más usados actualmente para la ansiedad, ya que además de un efecto inmediato, provocan una sedación menor que los anteriores, tienen menos efectos secundarios y son menos adictivos.


    Agonistas indirectos del GABA
, favorecen su función inhibitoria, por lo que además de ansiolíticos, también son sedantes y anticonvulsivos.

    En tratamientos largos generan dependencia y síndrome de abstinencia tras un cese brusco de su administración.


    Existen diversos subtipos atendiendo a su vida media: de acción larga, intermedia o corta.
Algunos ejemplos (ver tablal):

     2.3. Hipnótico-sedantes de acción corta

    También son agonistas del GABA, aunque con la diferencia de que sólo actúan sobre los receptores vinculados al sueño, sin afectar a la cognición, la memoria ni a la función muscular.


    Los más conocidos son el zaleplom, zolpidem y zopiclona.


    2.4. Buspirona


    Es un agonista directo de la serotonina, de modo que es uno de los pocos ansiolíticos que no tienen relación con los receptores GABA.


    Aunque no provoca dependencia ni síndrome de abstinencia, tiene el inconveniente de que tarda días en hacer efecto.


3. ANTIDEPRESIVOS


    3.1. Inhibidores de la enzima MonoAminoOxidasa (IMAO´s)


    Fueron los primeros, hallados accidentalmente mientras se buscaba un remedio contra la tuberculosis.


    Su mecanismo de acción se basa en la inhibición de la enzima monoaminooxidasa, encargada de eliminar el exceso de monoaminas (serotonina, dopamina y noradrenalina).


    No suelen usarse como tratamiento de elección, ya que presentan un elevado riesgo de hipertensión, anorgasmia y obesidad.


    Los IMAO's pueden ser irreversibles (que destruyen por completo la enzima MAO) y reversibles (que inhiben su función sin destruirla).


    Ejemplos de IMAO serían la isocarboxacida y la moclobemida.


    3.2. Tricíclicos y tetracíclicos


    Hasta el descubrimiento de los ISRS, fueron los más utilizados para el tratamiento de la depresión.


    Su nombre proviene de su estructura en anillo. Actúan inhibiendo la recaptación de serotonina y noradrenalina, haciendo que permanezcan durante más tiempo en el espacio sináptico y prolongando su acción.


    Además de su efecto sobre la serotonina y la noradrenalina, también actúa como antagonistas de la acetilcolina, la histamina y bloqueando algunos receptores de noradrenalina, lo que puede provocar efectos antihistamínicos y anticolinérgicos (sequedad de boca, estreñimiento, visión borrosa…). Se han dado casos de muerte por sobredosis.


    Sus beneficios empiezan tras los primeros 20 días. Algunos ejemplos son la imipramina, la clomipramina y la mirtazapina


    3.3. Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS)


    Inhiben selectivamente la recaptación de la serotonina. Es decir, retrasan la reabsorción de serotonina para que su presencia se prolongue en el cerebro, sin afectar a otros neurotransmisores.


    Son los antidepresivos con mayor nivel de seguridad y menos efectos secundarios. Son usuales como tratamientos de primera elección en la depresión y otros problemas como fobias sociales, TOC y trastornos de la alimentación.


    En este grupo encontramos la fluoxetina (Prozac
®), la paroxetina, la sertralina, la fluvoxamina, el citalopram y el escitalopram.

    3.4. Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Noradrenalina (ISRN)


    Al igual que los anteriores, inhiben la recaptación de la noradrenalina. La reboxetina es el fármaco más relevante de este grupo.


    3.5. Inhibidores Duales de la Recaptación de Serotonina y Noradrenalina


    Actúan de igual forma que los tricíclicos, pero con la diferencia de que únicamente afectan a los neurotransmisores en los que se pretende actuar y, al ser específicos, eliminan parte de sus efectos no deseados.


    Un ejemplo disponible en la actualidad es la venlafaxina.


4. EUTIMIZANTES o ESTABILIZADORES DEL ÁNIMO


    Utilizados usualmente para el tratamiento del trastorno bipolar. Dos subtipos básicos:


    4.1. Sales de litio


    Se cree que produce una alteración de la proteína G, que modula la transmisión de mensajes en las sinapsis neuronales.


    Ha demostrado una elevada eficacia en episodios maníacos y como estabilizadores del estado de ánimo.


    Tienen la desventaja de un estrecho margen terapéutico, lo que hace necesaria la monitorización del nivel de litio en sangre. Otros efectos secundarios son diarrea, acné, temblores y alopecia.


    4.2. Anticonvulsivos


    Aunque fueron elaborados como antiepilépticos, han demostrado gran eficacia para tratar la bipolaridad. Actúan favoreciendo la acción del GABA* y reduciendo la del glutamato.

Los más conocidos son el ácido valproico (Depakine
®), la carbamazepina y el topiramato.

 

* GABA: Neurotransmisor inhibidor principal, mantiene el equilibrio de la excitación e inhibición neuronal en el sistema nervioso central y desempeña una de las funciones centrales en el desarrollo y la función del cerebro.