jueves, 24 de junio de 2021

La hormona antimulleriana (AMH) u «hormona inhibidora mulleriana»


Es una hormona que segregan los folículos ováricos y que ofrece información sobre la reserva ovárica de la mujer en cada edad, ya que es un indicador proporcional del número de óvulos disponibles en cada momento.

La reserva ovárica es un concepto que engloba tanto la cantidad de ovocitos que quedan, como la calidad de los mismos.

Su determinación es un método novedoso en la medicina reproductiva, por lo que su importancia ha aumentado exponencialmente y es objeto múltiples estudios.

OTRAS APLICACIONES Y CARACTERÍSTICAS DE LA AMH
  • Puede tomarse como el único marcador de reserva ovárica a analizar para conocer el estado del ovario, lo que disminuye el número de pruebas a realizar.
  • Puede determinar el sexo del feto, ya que es la hormona responsable de diferenciar los órganos reproductivos masculinos y femeninos en el embrión.
  • Predecir la menopausia. La AMH va disminuyendo con la edad, por lo que su descenso es un marcador precoz de envejecimiento ovárico. Se da, incluso, antes de las alteraciones de otras hormonas como la FSH o el estradiol.
  • La reserva ovárica no se altera con el embarazo, los anticonceptivos o los agonistas de la GnRH* empleados en algunos tratamientos ginecológicos. Por tanto, la AMH recuperará su valor habitual al volver a la situación normal.
  • Se puede medir en cualquier momento del ciclo. A diferencia de otras hormonas, como la FSH (que deben analizarse durante los 4 primeros días de regla), los niveles de AMH no varían significativamente a lo largo del ciclo menstrual.
  • Calcular las posibilidades de éxito de un tratamiento de reproducción asistida. Los valores de AMH en sangre predicen la reserva ovárica y la respuesta del óvulo a los tratamientos de FIV/ICSI con una alta sensibilidad y especificidad. Niveles elevados nos informan de un mayor número de óvulos, mientras que niveles < 1 ng/ml, predicen una baja respuesta ovárica.
  • Con niveles de AMH > 3.5 ng/ml, hay más riesgo de que se produzca un síndrome de hiperestimulación ovárica** tras un tratamiento de FIV. Por ello, se pueden usar sus niveles como guía para dosificar la medicación.
  • Valorar el daño ovárico causado en pacientes que han pasado por un tratamiento de quimioterapia, radioterapia o cirugía.
  • Los niveles de AMH orientan sobre el tiempo que se puede esperar a la hora de tener hijos. También ayudan a decidir si es recomendable preservar la fertilidad con un tratamiento de vitrificación de ovocitos.


(*) Hormona hipotalámica que estimula la síntesis y liberación de FSH y LH.

(**) El SHO es una respuesta exagerada del ovario a los tratamientos hormonales.
 

jueves, 17 de junio de 2021

Pruebas sanguíneas de función tiroidea


La principal hormona secretada por la glándula tiroides es la tetrayodotironina (tiroxina o T4), llamada así porque contiene cuatro átomos de yodo. Para ejercer su función, la T4 es convertida en triyodotironina (T3) eliminando un átomo de yodo, proceso que tiene lugar principalmente en el hígado.

La cantidad de T4 producida por la tiroides es regulada por la hormona estimulante de la tiroides (TSH), secretada en la glándula pituitaria o hipófisis. Asimismo, la porción de TSH que la hipófisis envía al torrente sanguíneo, depende de la cantidad de T4 que detecta en el plasma, actuando mediante retroalimentación negativa.

La T4 y la T3 circulan, casi en su totalidad, unidas a proteínas de transporte llamadas TGB (thyroxine-binding globulin). En determinadas situaciones (embarazo, tratamiento anticonceptivo,...), pueden darse niveles elevados de T4 y T3 totales, ya que el estrógeno aumenta los niveles de TGB. En estas situaciones, conviene solicitar niveles de TSH y T4 libre para evaluar la función tiroidea.

Las principales pruebas sanguíneas para valorar la función de la glándula tiroides incluyen:

1. PRUEBA DE TSH

La mejor forma de medir inicialmente la función tiroidea.

Un nivel de TSH elevado indica, en principio, que la glándula tiroides está fallando (hipotiroidismo primario). La situación opuesta, con un nivel de TSH bajo, indica que la persona tiene una tiroides hiperactiva que está produciendo demasiada hormona tiroidea (hipertiroidismo).

Ocasionalmente, una TSH baja puede ser el resultado de una anomalía en la glándula pituitaria, que evita que ésta produzca suficiente TSH para estimular a la tiroides (hipotiroidismo secundario).

2. MEDIDA DE LA T4
  1. T4 unida a proteínas. Esta hormona apenas actúa sobre los órganos diana.
  2. T4 libre (FT4) e índice de T4 libre (FT4I o FTI). Es la que ejerce su función en los tejidos apropiados y, por tanto, la más importante para determinar el funcionamiento de la tiroides junto a la TSH.
  • Una TSH alta y FT4/FTI baja indica hipotiroidismo primario debido a fallo en la glándula tiroides.
  • Una TSH y una FT4/FTI bajas indica falla de la hipófisis (hipotiroidismo secundario).
  • Una TSH baja y FT4/FTI elevada se da en personas con hipertiroidismo primario.

3. NIVEL DE T3

Útil para diagnosticar la severidad del hipertiroidismo, rara vez es útil en pacientes con hipotiroidismo, ya que la T3 es la última en alterarse. Puede darse hipotiroidismo severo con niveles de TSH elevados y FT4/FTI bajos, pero tener el nivel de T3 en un rango normal.

4. ANTICUERPOS CONTRA LA TIROIDES.

En ocasiones, los linfocitos pueden producir anticuerpos contra las proteínas de las células de la propia tiroides del paciente, estimulando o lesionando la glándula.

Un nivel alto de estos anticuerpos - la tiroperoxidasa (TPO) y la tiroglobulina - en un paciente con hipo/hipertiroidismo, puede indicar una enfermedad autoinmune.