viernes, 22 de noviembre de 2019

Acidosis láctica (E87.2)


Es una acumulación de ácido láctico en la sangre como consecuencia del metabolismo anaeróbico de la glucosa provocada, a su vez, por una hipoxemia severa.

CLASIFICACIÓN

  • Tipo A. Provocada por hipoperfusión y/o hipoxia tisular
  • B1. Debida a enfermedades subyacentes.
  • B2. Asociada a tóxicos y drogas
  • B3. Metabólicas

La causa más común de la acidosis láctica es un estado de hipoxemia debida a una insuficiencia respiratoria o una hipotensión mantenida.

Otras situaciones que también pueden provocarla son: hemorragias, shock, convulsiones, intoxicación por etanol y cianuro, sepsis, enfermedades hepáticas, enfermedad de Wernicke, alcoholismo, cetoacidosis diabética, fases avanzadas de SIDA y determinados fármacos: antirretrovirales, broncodilatadores, epinefrina, antibióticos (linezolid), metformina, propofol,…

Los síntomas suelen incluir náuseas, vómitos, debilidad muscular y taquipnea.

Las pruebas de apoyo al diagnóstico incluyen gasometrías y análisis de sangre para verificar los niveles de lactato y electrolitos.

TRATAMIENTO


La eliminación directa del lactato del organismo mediante hemofiltración es dificultosa, por lo que el tratamiento debe ir encaminado a intentar solucionar la causa que la provocó y el uso de soluciones alcalinas (bicarbonato sódico) para elevar el pH sanguíneo.

Retirar los fármacos en caso de acidosis láctica iatrogénica.


martes, 5 de noviembre de 2019

Diarrea del viajero


Es una gastroenteritis causada por gérmenes endémicos de la región a la que se viaja. Aunque puede ser causada por cualquier bacteria, virus o parásito endémicos del lugar de destino, su causa más frecuente es la variedad enterotoxigénica de Escherichia coli (ETEC).


La E.Coli es común en los depósitos de agua en regiones que carecen de potabilización adecuada, lo que hace que esta infección sea frecuente en personas que viajan a países en vías de desarrollo.


La infección por norovirus* también ha sido un problema frecuente en cruceros.

SIGNOS Y  SÍNTOMAS


El diagnóstico es eminentemente clínico:
  • Síntomas principales: vómitos y diarrea, que aparecen de 12 a 72 horas después de la ingesta.
  • Otros síntomas casi siempre presentes: náuseas, ruidos hidroaéreos y cólicos abdominales.
  • La fiebre, el dolor abdominal intenso y la diarrea sanguinolenta son signos de gravedad.

TRATAMIENTO


La mayoría de los casos son autolimitados y no suelen ser graves, aunque puede producirse casos de deshidratación, sobre todo en zonas cálidas. Medidas habituales:

  • Reposición hídrica
  • En ocasiones, antiemolíticos (loperamida).
  • Antibióticos (ciprofloxacina o azitromicina) en casos graves.

PREVENCIÓN


  • Beber sólo agua embotellada o bebidas carbonatadas.
  • Evitar bebidas con hielo fabricado con agua local.
  • Comer alimentos cocinados, envasados y debidamente tratados, evitando los establecimientos ambulantes y de comida rápida.
  • Consumir la comida cuando todavía esté caliente.
  • No lavar los alimentos con agua local.
  • Evitar verduras crudas y la fruta sin pelar.
  • Cepillarse los dientes con agua embotellada.
  • Las personas que toman antiácidos (bloqueantes H2 e inhibidores de la bomba de protones) están expuestos a sufrir síntomas más graves.
  • Los antibióticos profilácticos son eficaces en la prevención de la diarrea, pero debido a sus efectos adversos (diarrea pseudomembranosa) y el desarrollo de resistencias, deberán ser reservados para personas inmunodeprimidas.

(*) Virus contagioso que provoca síntomas G-I.

Para saber más … Center for Disease Control and Prevention for travelers’ diarrhea.