La úlcera de Buruli (A31.1)
Es una infección crónica y debilitante de la piel, tejidos blandos y sistema osteoarticular con desfiguraciones permanentes y discapacidad en los casos más graves, causada por el Mycobacterium ulcerans (bacteria de la familia de la tuberculosis y la lepra).
El diagnóstico y el tratamiento tempranos son el único medio para minimizar su morbilidad y evitar discapacidades.
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA
Al menos, 33 países de clima tropical y subtropical (de África, Sudamérica, Oceanía y Pacífico occidental) han notificado casos de UdB, aunque sus características clínicas y patrones epidemiológicos varían en función de la zona geográfica.
En África, un 48% de los afectados son menores de 15 años, mientras que en Asia es un 19% y el 10% en Oceanía. No existen diferencias significativas entre sexos.
CLASIFICACIÓN
Un 55% de las lesiones se producen en las extremidades inferiores, un 35%, en las superiores y un 10% en el resto del cuerpo.
La gravedad de la enfermedad se ha clasificado en tres categorías:
- Categoría I. Una única lesión pequeña (la mayoría de las lesiones con diagnóstico y tratamiento temprano).
- Cat. II. Placa ulcerosa o no ulcerosa con o sin edemas.
- Cat. III. Lesiones diseminadas acompañadas o no de afectación osteoarticular.
SÍNTOMAS
La UdB se manifiesta inicialmente como un nódulo, placa o una inflamación difusa en piernas, los brazos o edema facial. En ausencia de tratamiento (y a veces con él), la enfermedad presenta los clásicos bordes socavados, pudiendo afectar a los huesos y provocando deformidades.
Suele evolucionar sin dolor ni fiebre.
DIAGNÓSTICO
La detección precoz y el tratamiento antibiótico constituyen la piedra angular de la estrategia para el control de la UdB.
- Clínico. Dependiendo de la edad del paciente, la zona geográfica y la localización de las lesiones, hay que descartar otras afecciones, como las úlceras crónicas de los MM.II. por insuficiencia arterial o venosa, úlceras diabéticas, forúnculos, lipomas, tuberculosis ganglionar, nódulos por oncocercosis o infecciones fúngicas.
- De laboratorio: PCR (reacción en cadena de la polimerasa), microscopía directa, histopatología y cultivo.
El VIH no es un factor de riesgo, pero la debilidad del sistema inmunitario que provoca hace que la progresión clínica de la UdB sea más agresiva y el tratamiento tenga peores resultados.
TRATAMIENTO
El 80% de los casos detectados a tiempo puede curarse con una combinación de antibióticos y tratamientos complementarios, cuyo objetivo consiste en minimizar el sufrimiento, las discapacidades y la carga socioeconómica, para ello, se utilizan combinaciones de antibióticos durante ocho semanas con independencia de la fase de la enfermedad:
- De elección: rifampicina con estreptomicina.
- Embarazo: ya que la estreptomicina está contraindicada en el embarazo, ésta se puede sustituir por claritomicina o mixofloxacino.
PREVENCIÓN
Ya que se desconoce su modo de transmisión, su prevención es difícil.
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