lunes, 20 de septiembre de 2021

Anestesia epidural y raquídea o intradural

Aunque las dos técnicas son utilizadas por su eficacia, ventajas y menor riesgo de complicaciones frente a la anestesia general, la anestesia raquídea o intradural, es la que se utiliza habitualmente en quirófano. La epidural, en cambio, suele emplearse casi exclusivamente para analgesia, tanto en partos como en postoperatorios de diversas cirugías: traumatológica, torácica, urológica y ginecológica (sistema de analgesia a través de catéter). Veamos algunas diferencias entre ambas:

1. ANESTESIA EPIDURAL

Es la colocación de un catéter en el espacio epidural* para la administración de un anestésico local. Posteriormente, la vía queda disponible para la infusión de anestésicos y prolongar el efecto de los mismos el tiempo necesario. Esta técnica permite graduar la profundidad del bloqueo (estímulo vegetativo, sensitivo y motor).

(*) El espacio epidural es la zona situada entre el ligamento amarillo y la duramadre, ocupado por grasa, vasos sanguíneos y nervios.

1.1 Punto de punción.

Se coloca al paciente en posición fetal en decúbito lateral o sedestación.

El punto de punción se elige en función de la zona que se desea anestesiar, siendo los más habituales las punciones vertebrales lumbares y torácicas, aunque también puede haber punciones cervicales.

Como referencias de los puntos de punción se suelen utilizar: C7: apófisis prominente de la vértebra, T3: unión del ángulo que forman las escápulas, T7: vértice inferior de las escápulas, L2: unión de las costillas y L4: cresta iliaca.

1.2 Técnica

Mediante desinfección, técnica estéril y anestesia local en el punto de punción, se introduce una aguja (tipo Tuohy, exclusiva para punción epidural, calibre 17-18 G) conectada a una jeringa de baja resistencia con de aire o suero fisiológico. Se continúa introduciendo la aguja mientras se aprieta el émbolo. Los músculos y ligamentos ofrecen una cierta resistencia al atravesarlos. Al llegar al espacio epidural, tras atravesar el ligamento amarillo, se percibe una pérdida súbita de resistencia que permite vaciar el aire o el suero de la jeringa. Esto indica que hemos llegado al espacio epidural, por lo que ya se puede administrar el fármaco.


Por último, se retira la aguja y se coloca un apósito. Si se deja colocado el catéter se fijará a la piel y se mantendrá protegido.

1.3 Complicaciones

  • Hipotensión arterial.
  • Temblores y escalofríos.
  • Toxicidad sistémica por sobredosificación o extravasación del anestésico.
  • Bloqueo extenso por migración cefálica del anestésico pudiendo provocar una PCR.
  • Bloqueo intradural inadvertido.
  • Cefalea.
  • Migración del catéter.
  • Lumbalgias.
  • Anestesia unilateral.
  • Punción dural.

 
2. ANESTESIA RAQUÍDEA
 
Es la administración de un anestésico local en el espacio subaracnoideo o intradural**, con el fin de bloquear el estímulo nervioso: sensitivo, autonómico y motor. Con ella se logra un bloqueo secuencial, comenzando por las fibras nerviosas más delgadas (autonómicas y termoalgésicas) y terminando por las más gruesas (tacto, presión y motricidad).
 
(**) El espacio intradural se localiza entre la piamadre y la aracnoides. Contiene los nervios, vasos que irrigan la médula y el líquido cefalorraquídeo.
 
2.1 Punto de punción
 
La posición del paciente puede ser en sedestación o decúbito lateral.
 
A continuación se localiza el punto de punción mediante la toma de referencia anatómica: bordes anterosperiores de las crestas iliacas L3 – L4. Aunque este nivel es el habitual, se puede pinchar en otro punto para buscar un mayor o menor nivel anestésico. De esta forma, se asegura la protección de la médula espinal que no suele llegar más allá de L1 – L2.

2.2 Técnica

Mediante técnica estéril, se desinfecta la zona y se infiltra el anestésico local en la piel y en el tejido subcutáneo. A continuación se realiza la punción con una aguja raquídea (calibre 24- 25G) atravesando la piel, tejido subcutáneo, ligamento supraespinoso, ligamento interespinoso, ligamento amarillo y duramadre, hasta observar la salida de líquido cefalorraquídeo. A continuación y se infiltra el anestésico sin mover la aguja.

Posteriormente, se retira la aguja y se coloca un apósito. Si durante la inyección el paciente sintiese dolor, se detendrá la inyección, ya que se puede estar dañando una raíz nerviosa.

2.3 Complicaciones y efectos secundarios

  • Punción hemática: salida de sangre a través de la aguja.
  • Parestesias.
  • Hipotensión arterial por vasodilatación provocada por el bloqueo simpático.
  • Naúseas y vómitos: secundarios a la hipotensión.
  • Retención urinaria: por bloqueo del músculo detrusor vesical.
  • Lumbalgia: tras intentos repetidos con agujas de gran calibre.
  • Cefalea post-punción: por la continua pérdida de LCR a través del orificio dural.

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