viernes, 11 de noviembre de 2016

El cuidador informal


Es la persona que dedica una parte importante de su vida al cuidado de sujetos con dependencia o discapacidad permanente. Suponen un colectivo cada vez más numeroso, que realiza una tarea necesaria pero poco visible y mal reconocida socialmente.

Los cuidadores informales se caracterizan por:

  • No reciben remuneración alguna.
  • No han recibido capacitación sobre los cuidados que dispensan.
  • Brindan una atención sin límite de horario.
  • Suelen tener un elevado grado de compromiso hacia la persona que cuidan.
  • Su trabajo está condicionado por las relaciones afectivas con el paciente.
  • Este colectivo suele estar formado por familiares y, más concretamente, por el cónyuge o familiar femenino más próximo.

Proporcionar esta ayuda requiere un gasto significativo de energía y tiempo para el cuidador, que se ve obligado a realizar tareas poco gratas durante meses o años.

La prolongación en el tiempo de la atención y la falta de ayuda (el 75% son cuidadores únicos) puede conducir a situaciones de estrés, pérdida de salud e insatisfacción. Las dorso-lumbalgias de repetición y el malestar psíquico son sus consecuencias más inmediatas.

Según numerosos estudios, las consecuencias a medio plazo de esta prestación, suelen ser:

  • Reducción del tiempo de ocio
  • Cansancio
  • Ausencia de vacaciones
  • Pérdida de amistades
  • Depresión
  • Deterioro de la salud
  • Limitación del tiempo para cuidar a otros
  • Déficit de autocuidado
  • Problemas económicos por tener que dejar de trabajar o reducir la jornada laboral.

Esta sobrecarga, se ve incrementada cuando la persona cuidada padece trastornos del sueño, del habla, comportamiento agresivo o antisocial e incontinencia; y también cuando el cuidador es anciano, tiene hijos a su cargo o una actividad laboral externa.

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