Convulsiones febriles (R56.0)
Son crisis convulsivas asociadas a enfermedades febriles, especialmente las de origen vírico.
Es el tipo de convulsiones más frecuente en la infancia, ya que las padecen un 5% de los niños entre 6 meses y 5 años. Este porcentaje asciende al 20% si existen antecedentes personales y/o familiares de epilépsia. El riesgo también aumenta en niños con retraso en el desarrollo y es más frecuente en niños que en niñas.
COMO SON
Suelen presentarse en las primeras 24 horas de la infección y con fiebre superior a 38ºC aunque, a veces, pueden aparecer con décimas e incluso ser el primer síntoma de la enfermedad. En el 70% de los casos, la crisis no se repite en un mismo proceso infeccioso. Suelen constar de 4 fases:
- Fase de aura. Pérdida de contacto con el medio. El niño suele quedar con los ojos abiertos y la mirada perdida. No responde a ningún estímulo externo.
- F. Tónica. Se pone rígido y cae al suelo apoyando la cabeza y los talones. Esta fase suele durar unos segundos.
- F. Clónica. Serie de sacudidas y contracciones musculares de corto recorrido. Suele durar menos de un minuto.
- Perído postcrítico. El niño recupera la consciencia, está confuso, desorientado y cansado. Suele llorar y quedarse dormido.
- Intentar mantener la calma y llamar al 112/061.
- Colocarlo en el suelo.
- Apartar los objetos duros con los que pueda golpearse.
- No sujetarlo ni introducir nada en la boca.
- Aflojarle la ropa.
- Cuando cesen las convulsiones, colocarlo de lado (P.L.S.) y reorientarlo.
- Aplicar medidas antitérmicas cuando acabe la crisis: métodos físicos y antipiréticos VO (nunca AAS).
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