Ébola (A98.4)
Es una enfermedad potencialmente letal provocada por el virus del mismo nombre. Fue identificado por primera vez en 1976 en el río Ébola (R.D. del Congo).
Aunque los brotes solían ser limitados a regiones ecuatoriales de Africa, en 2014 se produjo una pandemia sin precedentes que cruzó fronteras y afectó a las principales ciudades de varios países (Congo, Sudán, Guinea, Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Senegal), produciendo 30.000 infectados y 11.000 muertos.
TRANSMISIÓN
Se cree que su primer reservorio fue el murciélago de la fruta y su transmisión tuvo lugar por la manipulación de cadáveres o ejemplares enfermos de mamíferos superiores: chimpancés, gorilas y antílopes.
Su contagio se da por contacto directo con fluidos corporales (sangre, sudor o semen), por lo que sus principales víctimas son los cuidadores y el personal sanitario si no usa las adecuadas medidas de contención biológica. No se transmite por el aire.
Se estima que la enfermedad tiene una R0=2, por lo que cada enfermo (o cadáver) transmite la enfermedad a otras dos personas.
En 2017, una vacuna demostraba ser segura y efectiva en personas no infectadas que estuvieron en contacto directo con el virus.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
En sus primeras etapas, debuta con síntomas frecuentes en otras enfermedades comunes en estas regiones, como el zika, la malaria o el dengue.
Posteriormente, cursa con debilidad, dolor muscular, fiebre, cefalea, vómitos, diarrea, dolor abdominal, irritación ocular, erupciones cutáneas y hemorragias.
Su diagnóstico se confirma mediante una prueba PCR-RT*, que detecta el virus y sus antígenos en una muestra de fluido.
TRATAMIENTO
No existe un tratamiento específico, aunque se pueden tratar los síntomas y reducir la mortalidad mediante rehidratación intravenosa, mantenimiento del nivel de oxígeno y la presión arterial.
También suelen administrarse analgésicos, antipiréticos, antieméticos y antibióticos de amplio espectro en caso de sobreinfecciones.
Cuando el paciente se recupera, adquiere inmunidad duradera.
PREVENCIÓN
- Prevenir la transmisión, aislando con medidas estrictas a los pacientes y a toda persona con síntomas y/o que haya estado en contacto directo con personas infectadas.
- Notificación de los casos a las autoridades sanitarias.
- Uso de medidas de contención biológica por el personal sanitario
- Enterramiento seguro de fallecidos.
- Promoción de la salud con campañas de información sobre la cadena de transmisión, medidas de protección y actuaciones en caso de desarrollar los síntomas.
(*) Reacción en cadena de la polimerasa: técnica de laboratorio que amplifica fragmentos de ADN de virus o bacterias.
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